Aunque son una semana de retraso, debido a mi pobre pulguita, a mis malditas guardias y cursos y a que ayer llegó la pelotita y tengo serias dificultades para sacarla de la cochera y circular por Granada (que cafres son estos Granaínos al volante...casi peores que de pacientes!!!) no me he sentado a escribir estas palabras, que aunque como siempre sencillas, salen direcas del corazón.
Quiero dedicar estas letras, principalmente, a la GRAN persona, fundador de sentimientos, picapleitos bueno y arrancador de sonrisas, Fran, nuestro tigre pirata.
Gracias por, una vez más, alegrarme el día, la semana, el mes...con tu presencia y esta vez,también con un MARAVILLOSO regalo, el libro de Rodolfo "Al oeste hay apaches" Un librito pequeño, con hojas de papel gorditas de esas que no te cansas de acariciar... y con un contenido maravilloso, que no te cansas de leer, aprender y luego, repetir en la cabezota.
Como dijo el hijo del poeta " Los poetas se nos mueren, pero el capital ya se encarga de mantener ignorante al personal" tristes letras.... tristes pero ciertas.
En estos días de prisas, de crisis, de soledad y confusión, creo que todos deberiamos leer poesía...Tal vez no nos guste a todos por igual, ni nos han de gustarlos mismos autores... Pero creo que un poco de relleno para el alma nos conviene a todos. Siempre, pero tal vez más ahora.
Gracias a los poetas, por expresar eso que todos llevamos dentro pero que no sabemos escribir....
Gracias a mi amigo, por haber nacido en estos tiempos, por estar presente pese a estar lejos.
Copio esta letra, que a la vez cantó Ismael...La copio porque me di doblemente por aludida cuando lei el titulo de la canción, los ultimos versos del poema... La copio porque me gustan todos y elegi este, por empezar.
Gracias Tigre, GraCIAS Rodolfo.
Entonces, Un Año de Rodolfo Serrano
Supe que todo había pasadocuando te vi mover la cucharilla
Supe que todo había pasadocuando te vi mover la cucharilla
tan despacio como si todo el mundo,aquella tardese hubiera detenido
en la barra de la cafetería. O en la acera.
No supe qué decirte. Hablamos como
No supe qué decirte. Hablamos como
si hubiera sido ayer, sin ir más lejos,la última vez que habíamos discutido.Ayer mismo
cuando habíamos entrado
a saco por el alma y la camisa.
Así que yo te hablé de mis triunfos.De mis últimos versos. De mí mismo.Y casi sin mirarte. Miraba tu café
Así que yo te hablé de mis triunfos.De mis últimos versos. De mí mismo.Y casi sin mirarte. Miraba tu café
que removías ausente, como en trance,como si fuera lo más interesante del planeta.
Tú no me decías nada. Sonreías.Pendiente de una cita, estoy seguro,
Tú no me decías nada. Sonreías.Pendiente de una cita, estoy seguro,
que tenias aquella misma tarde.Incluso hubo silencios.
Trocitos de metralla de antiguos bombardeos.
Yo te llevé a tu casa. Nos rozamos las caras.
Yo te llevé a tu casa. Nos rozamos las caras.
Sabiendo cada uno que ya nada volvería a justificar una llamada de teléfono.
Que el corazón por fin había perdido
interés para médicos y amantes.