viernes, 5 de junio de 2009

Sin sentidos (II)

(El que no lo entienda, que lea sin sentidos I, de Abril)


Amalia
hurgó en su bolso entreabierto y, temblorosa, como una niña, sacó su carta. Al introducirla por la ranura del buzón hizo un rápido gesto de arrepentimiento. " Esto es ridículo" pensó...Posteriormente recordó aquella noche, recordó la silueta de aquel hombre bajito, mientras su pareja hablaba...recordó y sintió tanto, que empujó la carta con fuerza hacia el buzón, abriendo la palma, como sino quisiera que se escapara nada de aquel buzón en el que sólo ponía " Joaquín Sánchez" 7ºC

Querido vecino:

No lo conozco, nunca lo he visto por las escaleras,no había reparado en su nombre en el buzón, no sé que voz tiene ni de qué color son sus ojos...Pero no me importa.
Día a día me levanto por el simple hecho de tener que ir a trabajar. No sé que haría sino tuviera que hacerlo, supongo que dormir más horas...pero, ¿ después qué?

Lo que vengo a decir con esto es que siento que mi vida está hueca. Supongo que no más que la vida de los demás, pero yo no era consciente hasta aquella noche.

Aquella noche, sin saberlo usted, entró en mi casa con su música, en mi casa y en mi pecho...Como si de una corriente de electricidad se tratase.

¿ Quién es usted? ¿ Qué le corre por las venas para arrancarle tanta pasión a esas cuerdas? ¿ Qué vivencias acumula para sentir tanto?¿ Qué dolor o qué gran amor inspiraron esas notas lancinantes?

Esto se me ocurrió al oírle. Luego, tristemente, llegué a la conclusión de que tal vez no se trate de sus notas, y no se ofenda. Tal vez se trate sólo de la oquedad de mis pasiones, que intenta desaparecer y encuentra, en unas notas, el vehículo para hacerlo.

Queridisimo doctor, esto es lo único que sé de usted, que es médico...¿ Qué opina de estos sentimientos?

Disculpe mi atrevimiento por escribir esta carta, disculpe que parezca una niña adolescente persiguiendo al artista que la cautivó. No quiero perseguirle. No sé lo que quiero,
tal vez por eso sienta la necesidad imperiosa de escribirle estas letras.

Esperaré cada atardecer, cada noche, cada minuto que esté en casa, la vida en forma de música que nace de las cuerdas de su violín.

Reciba un abrazo, Amalia.

PD. Ha de saber, que nunca me gustaron los violines, nisiquiera la música clásica, no soy melómana, nisiquiera aficionada al pop...No sé lo que me pasa. Disculpeme otra vez.



3 comentarios:

El Tigre de Mompracem dijo...

Que preciosidad!.
Merece la pena que vayas mal de tiempo con tu artículo médico si has escrito esto a cambio...
Envidio tanto a Amalia y su carta!!!.
Buen finde, Rondeña!
Muaaaak

yáñez dijo...

Muy buen síntoma de recuperación, Amalia se decide.

Zorro de Segovia dijo...

muy hermoso, y además me ha permitido leer la primera parte, que me la había perdido !!!