En París llueve, y llueve, y hace un frío que en mi Sur no sentimos desde hace unos meses.
Pero este gris no hace otra cosa que embellecerlo todo,y mezclar estos colores actuales con los de los grandes edificios de la vieja Europa... Y este agua, que alimenta al río, en torno al cual, una vez más, ha crecido una ciudad maravillosa y llena de vida.
Siempre que viajo me gusta ir a los supermercados y si puedo, asomarme al hospital. No es sólo por mi amor por la comida y la medicina, sino porque creo que en estos sitios se concentra la vida verdadera,las costumbres de los habitantes, sus dolencias, su alimento, su día a día, el champú con el que se lavan, las heridas que les curan...los pequeños matices que nos hacen diferentes... y las grandes cosas que nos hacen tan iguales.
Brindo con el magnifico vino rojo que da esta tierra por nuestras pequeñas diferencias, por nuestras grandes similitudes...por la lluvia, que en todos lados deja el mismo olor tierrita mojada.
PD. Esta canción, que oigo mientras escribo esto, no habla de París, pero a mi me recuerda a mi francés favorito... :)
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1 comentario:
La lluvia a veces embellece eso lugares tan especiales...que nos hacen recordar...aquellos tiempos pasados...igual digo de esta bella canción.
Un abrazo amiga.
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